Hace años conversaba con
un amigo de la ciudad de Lima, el cual se admiraba mucho de la
comparsa de algún colegio que en ese momento pasaba, me decía “algo
que me admira de la ciudad de Huancayo, es su progreso con alma de
pueblo”; me puse a reflexionar bastante y a recordar las palabras
de Ortega y Gasset cuando cuestiona la tradición y el modernismo
dentro de España, en entre otras cosa afirmaba su famosa frase “Yo
soy yo y mi circunstancia y si no la salvo a ella no me salvo yo”
para poder expresar su punto de vista respecto a conservar
tradiciones y patrimonios frente a un modernismo sin identidad.
Es decir en 1911 ya se
observaba que un crecimiento sin identidad seria desastroso para un
verdadero desarrollo, así mismo el aferrarnos al pasado sin dar pie
a la modernidad tampoco es la solución, pues tendríamos que vivir
estancados en costumbres y tradiciones que encarcelan al espíritu,
sin embargo aparentemente ambos aspectos son las caras de una misma
moneda y parecen irreconciliables; es por ello que este eximio
filosofo logra reconciliar estas dos ideas.
Ahora bien al analizar a
mi querida ciudad de Huancayo y sus ganas de progresar destruyendo su
identidad alegando la tesis de que somos huancainos y por lo tanto
somos foráneos, desarraigados de las costumbres de nuestras
comunidades de origen y seria “tradición” seguir desarraigando
patrimonios en vía de nuestro inconsciente colectivo en aras de un
progreso sin desarrollo; por otra parte observo a las instituciones
encargadas de la protección de nuestros patrimonios y las cuales
responsabilizan a los dueños en la conservación de dichos
patrimonios y con lo cual se libran de las responsabilidades a las
que fueron encomendadas, alegando así mismo su falta de presupuesto
para actuar en este tipo de situaciones, convirtiendo en bombas de
tiempo o en ruinas a nuestros patrimonios y luego cuando ocurren las
desgracias se rasgan las vestiduras lanzandose lodo entre los
responsables, todo ello solo para tapar su mediocridad.
Si bien es verdad que en
nuestro país es el “mundo al revés”, con políticos que
destruyen patrimonios por que no va acorde a su peinado y otro tanto
que dice conservar sin asumir realmente su función; me pregunto,
¿que deseamos realmente para nuestro querido Huancayo?, un verdadero
desarrollo o solo seguir la senda de los mercenarios de un supuesto
progreso sin alma.