domingo, 23 de enero de 2011

desesperadamente

De niña soñabas en castillos con príncipes y ellos nunca pudieron escalar tu corazón, todos morían cazados por el dragón gigante, envueltos en sus llamas y ahogados en su miseria humana, pero acaso es designio divino el cual quiebra su propia humanidad, perdiéndose en la ilusión de ser príncipe conquistador, futuro dueño de las joyas de tu corona.
Todas las mascaras cayeron y solo tu rostro trémulo y melodramático quedo expuesto a los bufones y la gente miraba con alegría tu desgracia, esa insensatez reflejada de sus corazones y proyectadas a tu ser, y acumulaste esas criticas, aguijones ponzoñosos de la vida los cuales lentamente te fueron paralizando en el arte de vivir.
Las mascaras siguen tu rostro y no te conocen, solo ven sobras de las cenizas que dejaste caer a tu paso y piensan juzgarte por esos restos marchitos perdidos entre las hojas secas que el compost pudre allá en la conciencia colectiva mal llamada moral, el cual refleja el comportamiento roborativo de una sociedad muerta y podrida en su ideal de ser mejores ciudadanos caóticos y organizados, en piaras cálidamente puestas para mas confort.
Tus sueños nunca se concretaron, el mar de tus llantos día a día los lavaba, dejando expuesto solo tu cuerpo desnudo a la orilla de un bar solitario y mordida por los ogros, los cuales jugaron con tu cuerpo hasta dejar expuesta la estulticia de la carne mórbida y sin ganas de seguir estando viva.
La vida continua y nunca deja de girar en los mismos errores de siempre, la lluvia sigue lavando conciencias, el sol calienta y nos da la ciencia de vivir y la luna con sus estrellas nos muestran lo mas intimo de nosotros, la gente pasa y no recuerdo cuando te perdí.

De lunfardos y gobiernos

A propósito de las ultimas noticias y metidas de pata del actual gobierno local, pongo a reflexión algunos puntos: la primera es l...