lunes, 23 de noviembre de 2009

La despedida

Hoy te levantaste muy temprano y te pusiste a arreglar la casa, como siempre, yo fui a trabajar, pero algo me indicaba en el corazón que un gran evento en mi vida iba a marcar mi destino aquella noche, a la hora del almuerzo sentía a la soledad querer marcar mi destino como hace años en el abandono de mi ser, pero al revisar mi vida actual miraba solo tus ojos.
Hoy llegue a la casa a las 8:35 de la noche como de costumbre y encendí la hoguera me senté a calentar mi coleto al lado del fuego devorador de las penas; tus ojos miel miraron mi espalda y el cojín en el que estaba sentado.
- Sé que ninguna de las palabras bastarán para arrancarte de este dolor. – Dijo Elsa rompiendo el crujir del fuego y prosiguió - Pero permíteme que me acerque a tus oídos desde la sinceridad de mi corazón: en ellas trataré de que este adiós no te deje tan llenos de dudas. Sé lo hermoso que ha sido nuestro amor, sé que despoblarás los días al irte de mi vida, sé que me quedaré con el alma hecha trizas.
Pero entenderás que nací en el mundo de una manera diferente, puesto a perseguir una lejana esperanza que acaso sólo sea una utopía, inalcanzable como tal. Ahora sentiré, relacionando cosas que te dije con estas que les digo ahora. Querrás acaparar en la desdicha, la razón de nuestra separación, y no podrás hallarle sentido a lo que te digo: nos separa el infinito, nos separa el amor.
No estoy huyendo de los compromisos, pero en cierta forma no estoy de acuerdo en ceñir los sentimientos en esas formas más elaboradas de la prisión que son las relaciones humanas, mi mochila siempre estuvo lista para este día, cuídate y no te desabrigues en las noches y cambia el color de los muros, cómprate nuevos muebles no quisiera que otra crea que no mereces su amor.
Mire el fuego y me quede en silencio pensando en aquellos días en el cual éramos uno, hace tres años atrás cuando te conocí en mi locura, y sin pensarlo te invoque ante los espíritus y ellos accedieron con gusto complacerme en mi soledad, los aromas que venían con el viento siempre eran tuyos y mi mirada siempre cargo con tu corazón; como éramos locos vivimos juntos.
Mi voz rompió la monotonía y te respondí – después de mucho rebuznar en mi cerebro te diré solo disculpa por la forma de decirte adiós, solo te deseo que seas feliz y que estés en paz conmigo y contigo misma; sé que soy loco y siempre lo seré pero en esa locura te conocí a ti y debes saber que hasta la fecha eres la única que ame, si el destino me aleja de ti lo acepto con amor y si me vuelve a acercar a ti también lo aceptare con amor.
Se que es cursi decir que la única persona que ame no está a mi costado, pero por que te amo acepto la realidad de perderte y siento que estoy preparado para aceptar tu despedida y recibir con cariño a la soledad y el frio vacio de mi nostalgia, ojala algún día nos volvamos a encontrar, no sé si en una próxima vida se realizara el encuentro o tal vez mañana, pero en ese momento estaré preparado para amarte realmente como te lo mereces.
volveré a mi rutina de vida en la cual solo existe mi querida soledad pero cargo ahora la nostalgia en la cual siempre existirán santos sepulcros y cementerios llenos de vida, te recordare cuando el viento loco me regale el olor de tu cuerpo y en ese instante mirare el horizonte y sabré que estas pensando en mi, gracias por todo lo que me diste y no lo supe valorar en su momento; hoy entiendo mas que nunca que una pequeña discusión no debería matar una gran amistad y si me ves llorar es porque te amo mucho, pero la acepto y si deseas volver te recibiré con los brazos abiertos te amo y cuídate pues solo existen pocas palabras que me quedan antes de recibir el abismo de la soledad suerte y éxitos en todo lo que escojas.
Elsa se quedo en silencio sepulcral, no me dijo nada, solo sentí sus pasos lerdos y lentos regresarse a la puerta de la sala y abrirlas como esperando otra respuesta.
En ese instante solo atine a decirle desde el fondo de mi corazón – ¡ha! no te olvides ponte tu abrigo y llévate mi paraguas afuera hace mucho frio y si deseas mi calor te esperare con los brazos abiertos; y se cerró la puerta.

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